Llegamos al bar La Palma (desde aquí le agradecemos que nos dejara su local para maquillarnos y cambiarnos). Comenzamos a correr... sólo quedaban 3 horas para irnos para el Falla. Pintura, pestañas, cera... Nuestro amigo Luisma nos regaló una bonita sorpresa... y todas a llorar. ¡Pero vámonos al Falla, que ya vamos tarde!
A las 22:00 nos tocaba. Nos subimos a esas tablas, y los nervios se fueron. Comenzamos a disfrutar de todo, de las caras de la gente, de las miradas de la prensa, de los elogios de María La Hierbabuena... Todo fue tan mágico, que 25 minutos nos dejaron con la miel en los labios.
Salimos del templo, más ilusionadas aún que antes... a la gente le había gustado. Y ahora... ¡que nos quiten lo bailao!
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